Como si lo
llevara en los genes, el Gobierno del PP está terminando la legislatura tal
como la comenzó, engañando a la ciudadanía, al menos intentándolo.
La lista de
engaños de Rajoy y su Gobierno -creación de empleo, bajada de impuestos, no
coste del rescate bancario- es tan larga que en ocasiones da la impresión que
una parte de los ciudadanos se ha acostumbrado a ello, como pasa con las
imágenes de dramas humanitarios.
Algo
parecido o más grave sucede con la continua cascada de casos de corrupción y
los intentos del PP y su Acorazada Mediática que pretenden generar la imagen de
una corrupción que afecta a todos por igual. Tienen la esperanza que una parte
de la ciudadanía que les vota piense algo así como: "corruptos por
corruptos, sigo votando a los míos".
Por eso es
muy importante hacer pedagogía de lo que está pasando en este final de
legislatura y que los medios ayuden a ir más allá de la anécdota.
Mi
percepción es que el Gobierno Rajoy ha puesto en marcha una estrategia que va
por dos carriles, que aparentan - solo aparentan- direcciones distintas.
De un lado,
ha puesto en marcha una campaña de barniz social con propuestas como el Plan de
ayuda a la familia, con muchas declaraciones y pocos compromisos. Al mismo
tiempo aparecen medidas de aumento del gasto público, como el Decreto Ley de
"ayuda" al cine, que pretende tapar una nueva ampliación del crédito
para gastos militares. Los dos Decretos Ley se convalidarán el jueves 28 de
mayo.
Estas
medidas de aumento puntual del gasto público no cuadran en absoluto con las
previsiones de déficit público del Gobierno. Y tienen una característica, la de
no restituir los derechos usurpados por el Gobierno Rajoy -prestaciones de
desempleo, atención a la dependencia- sino atender a colectivos muy concretos
con un gasto más simbólico que real. Parece que Rajoy intuye o sabe que muchos
de los más perjudicados por sus medidas de recorte pueden haberse auto-excluido
de la participación en elecciones. Es una tendencia antigua, pero que se puede
acrecentar en este ciclo electoral.
Y lo más
desapercibido de las políticas de Rajoy es el intento de apurar hasta el último
minuto para sacarle el máximo rendimiento de su mayoría absoluta. Solo así se
entiende la avalancha de Proyectos de Ley de final de legislatura -Ley de
carreteras, Ley del sector ferroviario y una larga lista-.
Rajoy sabe
que todo lo que no apruebe ahora no lo va a poder aprobar en la siguiente
legislatura, porque no estará en el Gobierno o porque, estando, no tendrá
mayoría para ello. Y sabe también de la dificultad para revertir las políticas
que ahora está aprobando con su mayoría absolutista, dada la dispersión
parlamentaria que se puede producir.
Sinceramente,
cuando antes se acabe esta legislatura, menos daño podrá hacer el PP. Y el
único camino es infligirle una dura derrota electoral en municipales y
autonómicas.
3 comentaris:
Yo me pregunto.... ¿Es legítimo un gobierno sustentado por un partido financiado ilegalmente?
Mi grado de perplejidad y asombro ante las barbaridades que ocurren en este país del fútbol y la pandereta, sólo es comparable al cinismo del PP.
Saludos
Pero ya no cuela; por la simple razón de que en la calle hay otra realidad. Ahora bien con tantos años de persecución a las ideas políticas aun persiste el miedo a votar otra cosa que no lleve en su estandarte a la bandera, y el crucifijo. Y si eso lo unimos a que el país está lleno de acomplejados...
Rajoy es un pobre hombre que ha llegado a la política porque la izquierda perdió el norte y ha defraudado. Los españoles, en su mayoría, somos más demócratas y más decentes que los gobernantes que hemos tenido estos últimos años.
Las mentiras indignan cuando vienen acompañadas de la tomadura de pelo. Los discursos de Rajoy diciendo que ya estamos en vías de recuperación y que ya no se habla de paro averguenzan hasta a los que les han votado. Sobre todo porque muchos de ellos han sufrido la bajada de salario, la merma de poder adquisitivo o el paro.
Pero hay una singularidad en el ambiente que no se ha dado nunca, y es que la gente en general pide que los corruptos vayan a la cárcel y devuelvan lo robado.
Y eso es en gran medida lo que significa el cambio.
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