El conflicto surgido en el seno de la Junta de Andalucía por la decisión de la Consejera Elena Cortés de IU de realojar a las familias desalojadas de la Corrala Utopía y la reacción contraria de la Presidencia de la Junta, tiene lecturas que van más allá de la crisis de Gobierno y suscitan algunas reflexiones de calado político e ideológico.
El debate sobre si esta decisión de realojar a las familias
desalojadas de la Corrala Utopía supone un agravio para otras familias sin
viviendas y si comporta un incentivo para las persones que se movilizan para
ejercer sus derechos ha llevado a los dirigentes socialistas a utilizar unos
argumentos que la izquierda nunca debería coger prestados de la derecha.
Es obvio que el respeto a la ley y la no discriminación son valores
que la izquierda debe defender. La ley es o debiera ser la protección que los
débiles tienen frente a los abusos y la posición dominante de los poderosos. Y
en este sentido Susana Díaz jugaba a favor de viento. Pero detrás de esta afirmación
obvia, la del respeto a la ley y la no discriminación se han escondido
corrosivas argumentaciones.
Parece obvio que la decisión de la Consejería de Vivienda de realojar
transitoriamente a las familias desalojadas cumple con el Auto del Juzgado de
Instrucción de Sevilla que obliga a la Junta de Andalucía y al Ayuntamiento de
Sevilla a proveer lo necesario para garantizar vivienda a las familias desalojadas
con hijos menores o que estén en riesgos de exclusión. Y además cumple con la
doctrina del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo que pretende encontrar
un reequilibrio entre el desprotegido derecho a una vivienda digna y el
superprotegido derecho a la propiedad privada. Así parece reconocerlo
implícitamente el acuerdo entre PSOE e IU que cierra la crisis de Gobierno.
Pero el debate no es solo ni prioritariamente de legalidad. El intento de confrontar a las
familias realojadas con el resto de familias en lista de espera no debiera
haberse utilizado nunca desde las filas socialistas. No hace más que tomar
prestada la ideología de la derecha y una de sus principales estrategias de
dominación social.
La derecha lo utiliza en el ámbito laboral, cuando alega que
los trabajadores con derechos son los culpables de la falta de empleo y
derechos de los precarios. Y que le lleva a acuñar una máxima que viene a decir
“Repartiros el salario entre vosotros, que los beneficios del capital no se
tocan y de impuestos ni hablar” . Se utiliza también para confrontar ciudadanos
españoles con los inmigrantes. En el fondo la derecha intenta y lo consigue que
los trabajadores sustituyan el conflicto social entre clases por el agravio
comparativo entre ellos. Y la izquierda no debería caer nunca en esta trampa.
El segundo argumento utilizado desde las filas socialistas tiene aún
más peligrosidad. Se han dicho cosas que creo deberían ser repensadas por sus
autores. Del estilo de “atendemos a quien más lo necesita, no a quien más
grita” o “no se puede premiar a los que dan una patada en la puerta. En el
trasfondo de estas afirmaciones subyace la idea de que no se puede atender
prioritariamente a quien se moviliza por sus derechos. Algunos medios de
comunicación han llegado a calificar la decisión de la Consejera Elena Cortés
de IU como de Plan para Okupas.
A pesar de que ya se ha explicado que el realojamiento transitorio no
supone una alteración de las listas de espera en el acceso a la vivienda, ni
una discriminación hacia el resto de familias, sino el cumplimiento de un
mandato judicial, en esa imputación subyace una peligrosa ideología.
Es cierto que los poderes públicos suelen hacer más caso a quienes se
movilizan y presionan. Ello pasa en todos los aspectos de la vida. En el ámbito
laboral, los gobiernos suelen hacer más caso a quienes exigen su derecho al
empleo movilizándose. Esa es una de las razones por las que el PP en su Reforma
Laboral ha acabado con la autorización administrativa previa en los despidos
colectivos. Se trata de dar más poder al empresario y quitárselo a los
trabajadores que han perdido su capacidad de presionar al poder político.
Seria bueno no olvidar que algunos sectores sociales utilizan para
presionar medios más sofisticados, como los lobbies, las puertas giratorias,
los editoriales. Y los que no tienen acceso a estos mecanismos de presión
versallesca, utilizan la movilización social y la lucha. No parece que ello
pueda criticarse desde una perspectiva de izquierdas.
¿Que es sino la PAH? Las personas agrupadas en la PAH consiguen, con
menos dificultades que otras, acuerdos con entidades bancarias para quitas,
mora o daciones en pago. Consiguen que no se les desaloje de sus viviendas.
Consiguen en algún caso que se les ofrezca en alquiler. Los Bancos y poderes
públicos respetan mas a quienes se movilizan por sus derechos que a quienes no
lo hacen.
Es absolutamente legitimo en términos democráticos que los ciudadanos
no confíen exclusivamente en los resortes institucionales para garantizar su derecho
constitucional a una vivienda digna. Sobre todo cuando comprueban en su propia
piel y en la de sus familias que estos resortes no funcionan. Y es legitimo y
lógico que si esta en sus manos se agrupen para presionar en aras a un mayor
equilibrio entre su derecho a la vivienda infraprotegido y el derecho a la
propiedad privada, superprotegido por los poderes públicos.
Negar la legitimidad de estos comportamientos, es negar la historia de
los movimientos sociales y del propio socialismo. Y pone de manifiesto hasta
que punto, la ideología conservadora ha colonizado las mentes de algunos
"gestores" políticos.
4 comentaris:
http://apuigsole.blogspot.com.es/2014/04/la-vivienda-el-capitalismo-y-el.html
No hay culpable, ni PSOE ni IU. La derecha tiene la culpa. Si necesitas algo grita, a los demás que les den.
Buen artículo.
Vaya chorrada y que ganas de buscar mierda donde no la hay....
Es curioso. No recuerdo dónde leí que en España sobran unos 2 o 3 millones de viviendas. Ésto es desastroso para los que se dedican al negocio de la compra-venta de viviendas ya que hace que la oferta sea casi infinita, por lo que el precio tiende a cero. ¿ Qué hacen algunas empresas, adscritas a bancos con grandes activos basados en viviendas?. Retienen la puesta en el mercado de muchas de ellas con el fin de evitar la fatal bajada de precios, al estilo descrito en la película diamantes de sangre. Es por eso que algunos ayuntamientos penalizan dicha práctica con multas.
Por otra parte hay gente que no puede acceder a una vivienda porque no puede pagársela.
Sería pues una gran oportunidad para el estado el utilizar las viviendas que hay en los activos de bancos nacionalizados para uso social. Dichas viviendas no debieran estar nunca a la venta. Con esta medida conseguiríamos evitar la puesta en el mercado de muchos pisos, conteniendo la bajada de precios, y de paso proporcionariamos el derecho a la vivienda a aquellas personas que no pudiera pagarlas. En lo único que deberíamos ir con cuidado es en controlar adecuadamente el fraude. Medidas como que estas viviendas tuvieran luz con potencia limitada superiormente facilitarían la labor de control.
Pero mandan los que mandan y por muy razonable que fueran mis palabras, lo veo crudo.
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